Podría plantarme y regarme entre las dos y las tres,
ver las noticias y echar cuentas y aceptar que
no podemos detener la rotación o la traslación.
Hay terremotos, hay genios
con corbatas o sin corbatas,
hay estúpidos con el poder en los huevos,
hay cantautores que nacen y otros que se hacen
o explotan, hay terroristas que se autoinmolan
y gente que roba en los supermercados,
hay paz en esta tormenta y delirio cuando
el mar está en calma, hay regaderas con locos dentro,
hay misiles de destrucción masiva invisibles
que sólo el Petróleo ve, hay cárceles demasiado llenas,
hay una extraña puta precisión en un apretón de manos
entre hombres trajeados, hay premios nóbeles y
premios cotidianos para los hombres buenos
pero también para los malos, hay lobos,
hay pocos cojones en la mirada de algunos,
hay niños que tienen el reloj de arena roto
y mueren en ese desierto,
hay santos excomulgados, hay santurrones cerca de Dios,
hay gente que tiene los ojos cerrados.
Hay gente que también cierra los oídos.
Hay demasiados puntos suspensivos,
puto suspense,
pero sé que no voy a aceptar el mundo como me lo dieron,
y si me tengo que exprimir y disecar por esta deuda
con lo humano, no pasa nada.
Porque tengo los ojos y los oídos abiertos.
6 de marzo de 2010
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