Hace casi cinco años desde que escribí algo por última vez en este blog. Hacía poco que vivía fuera de casa, tenía miedo de la enfermedad, la soledad, la muerte de los demás y las aspiraciones. Ahora he vuelto un poco a casa, sigo teniendo miedo de la enfermedad, la soledad, la muerte de los demás y mis aspiraciones. He encontrado estos versos así, tal cual, en borrador:
Desde la ladera
empecé a soplar
empecé a soplar
fuerte
(fuerte
desde el abdomen)
temiendo la lengua roja.
El cráter era tiempo
petrificado
petrificado
En la ladera
la lengua roja me agarra.
Cerré la boca,
el soplo no acalla el fuego
la lengua roja me agarra.
Cerré la boca,
el soplo no acalla el fuego
pero
las lágrimas sí lo hacen.
las lágrimas sí lo hacen.
Escribía con mucha llama, con palabras de naturaleza encendida y descontrolada. Ahora escribo con menos llama, con palabras de una naturaleza templada y atravesada por aguas conciliadoras. Gracias tiempo, al final no petrificas los cráteres: los llenas de tallos verdes y frescos.
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