
Diciembre tiene miedo, no durará mucho por aquí. El polar está empezando a desgastarse con la soledad. Noto cómo pierdo el equilibrio, cómo zozobro, releo cuentos viejos y me río por ná. Me siento extranjera. Difuminada. Pan de ayer.
Debería conformarme con la ducha hirviendo. Aprender a pintarme bien las uñas, a preparar un examen sin maniobras de emergencia. Dejar de arañarme, de destruirme, de buscar donde no queda, donde nunca tuve esencia.
Entre túes y yoes discurren mis neuronas, que no tienen culpa, que no tienen ganas, pero que tienen la jodida desgracia de llenar mi cabeza.
De piel padentro ya ni te veo.
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Re acciona