
Ella quería ser un pelín más fuerte, tú sólo rajar los domingos.
Le era difícil dormir quedándose enganchada entre las sábanas,
era más simple rogar un deje de sonambulismo.
Todo por dejar dormido el miedo,
todo por despertar las agallas que no traen sus genes,
desenredarse de las sábanas,
vestirse, encontrar la salida hasta tu casa.
Buscar una llave bajo tus macetas,
allanar tu morada, refugiarse contigo.
Sonámbula por reconocer que sin ti no debe ser legal.
Sonámbula por derrocharse debajo de tu cuerpo.
Todo por nada.
A ti te gustaban las aventuras fingidas,
a ella sólo las aventuras.
Odiabas el olor a desodorante que se te quedaba
después de un día corriendo en su busca.
Ella odiaba las infusiones.
Tal para cual, pero escasez de sonámbulos.
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