Me paro frente al espejo como quien se para en un semáforo.
Con prisas, pero aceptando que si doy dos pasos más, moriré.
Con un rotulador divido en trozos mi cuerpo,
que hoy es carne de cañón.
Entonces empieza la eyaculación, probablemente precoz,
de verdades que resuenan, se estrellan contra el espejo, se deshacen.
El cristal me devuelve los guiños y certezas que se reproducen, como
"tienes los pulmones podridos, y el alma verde, con V de vaivén"
"tienes que dejar de despertarte sola en todas tus camas"
"escribir no te va a quitar la soga del cuello"
"él no vuelve y eso es el karma, con K de kilómetros y de ketchup"
"eres un meteoro autodestructivo, conducir no te conviene"
"tantos meses no hay desde las yemas de tus dedos hasta la guitarra"
"guitarra, con G de gas, de gafas y de Gravedad"
De repente es necesario huir de esa autopsia.
Porque lo único que sabría hacer al respecto es escribir.
Y, ya se sabe, no sé expresarme.
Culpa de ser de la generación de Cola-Cao (con C de canalla, de canuto)
También hay que confesarse:
Lo que menos me importa ahora es que esto quede poético
Pues si que escribes bien, sí. Besitos y hasta pronto. Un placer leerte y, claro, espero leerte mucho más.
ResponderEliminarmuchas gracias :o)
ResponderEliminar